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29 de abril de 2020, de 9.30h a 12.00h

Trabajo decente y crecimiento económico después del coronavirus

El trabajo decente sintetiza las aspiraciones de las personas durante su vida
laboral. Significa la oportunidad de acceder a un empleo productivo que generar
un ingreso justo, la seguridad en el lugar de trabajo y la protección social para las
familias, mejores perspectivas de desarrollo personal e integración social, libertad
para que los individuos expresen sus opiniones, se organicen y participen en las
decisiones que afectan a sus vidas, así como la igualdad de oportunidades y trato
para todas las personas.

Según datos del PNUD, durante los últimos 25 años, la cantidad de
trabajadores y trabajadoras que viven en condiciones de pobreza extrema ha
disminuido drásticamente, pese al impacto de la crisis económica de 2008 y las
recesiones globales.

En los países en desarrollo, la clase media representa hoy más del 34% del
empleo total, una cifra que casi se triplicó entre 1991 y 2015. Sin embargo,
mientras la economía mundial ha experimentado un claro avance en su
recuperación, presenciamos un crecimiento más lento, un aumento de las
desigualdades y un déficit de empleos para absorber la creciente fuerza laboral.
Según la Organización Internacional de Trabajo, hay más de 204 millones de
personas en situación de desempleo.

El ODS 8 sobre trabajo decente y crecimiento económico, está directamente
relacionado con el ámbito del trabajo y la economía, busca reducir la tasa de
desempleo, mejorar las condiciones laborales y aumentar la productividad
laboral, focalizando gran parte de su esfuerzo en los sectores con mayores
dificultades, entre los que se encuentra la población juvenil y mayores sin
formación. Este objetivo profundiza en mejorar el acceso a los servicios y
beneficios financieros que son componentes esenciales de un crecimiento
económico inclusivo.

No podemos concebir una mejora en las condiciones de vida de las personas sin
abordar el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, sin
empleo productivo y en condiciones dignas.

El desempleo y particularmente el juvenil, representa alguno de los retos más
acuciantes en nuestro país, su destrucción acuciada por la crisis pasada y
presente de la pandemia sigue generado un aumento de la desigualdad y de la
modificación de los perfiles de pobreza y exclusión social.

La realidad de nuestros días, con la aparición de la pandemia de coronavirus, nos
muestra una realidad muy preocupante para la ciudadanía y la humanidad,
que viene a acelerar de forma contundente el cambio civilizatorio que desde hacer
años se nos estaba mostrando desde la disconformidad de muchos sectores que
están viendo como sus trabajos pierden valor y dejan de ocupar sus espacios
relevantes en los actuales modelos económicos.

Hemos de avanzar en el diseño de propuestas que ofrezcan respuestas a una
economía lineal y globalizada dominante, que no está aportando los ingredientes
necesarios para construir un mundo justo e igualitario con las mismas
oportunidades para todas las personas.

En este escenario, emergen nuevos modelos económicos que requieren del
esfuerzo de todas las instancias para construir ese planeta sostenible que
buscamos para las personas, el planeta, la prosperidad, la paz y las alianzas
necesarias para ello.